Razones

Justine Hernández

Como no voy a ser nunca

el dechado de perfección

que ataste a mi nombre

ni la mujer que le inventaste

a tu madre, a tus amigos y a tus manos.

Vete.

Una se cansa también de acomodarse

el pelo y el corazón todos los días,

de andar aquí y allá

inventándose razones para quedarse,

explicaciones para darle al terapeuta.

Vete.

Ni voy a ganarle a tus fantasmas

ni voy a construirte un futuro

ni soy mejorable

ni necesito ser salvada,

ni aprenderé a vivir de suposiciones.

Vete.

Y mira, al final tuviste razón:

definitivamente, no eres tú, soy yo.